El Surrealismo
Es un
movimiento artístico y literario surgido en Francia a partir del dadaísmo, en
la década de los años 1920, en torno a la personalidad del poeta André Breton.
Los términos
surrealismo y surrealista proceden de Guillaume Apollinaire, quien los acuñó en
1917. En el programa de mano que escribió para el musical Parade (mayo de 1917)
afirma que sus autores han conseguido:
una alianza
entre la pintura y la danza, entre las artes plásticas y las miméticas, que es
el heraldo de un arte más amplio aún por venir. Esta nueva alianza ha dado lugar, en Parade a una especie de
surrealismo, que consideró el punto de partida para toda una serie de
manifestaciones del Espíritu Nuevo que se está haciendo sentir hoy y que sin
duda atraerá a nuestras mejores mentes. Podemos esperar que provoque cambios
profundos en nuestras artes y costumbres a través de la alegría universal, pues
es sencillamente natural, después de todo, que éstas lleven el mismo paso que
el progreso científico e industrial.
La palabra
surrealista aparece en el subtítulo de Las tetas de Tiresias (drama
surrealista), en junio de 1917, para referirse a la reproducción creativa de un
objeto, que lo transforma y enriquece. Como escribe Apollinaire en el prefacio
al drama:
Cuando el
hombre quiso imitar la acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una
pierna. Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el surrealismo... Después
de todo, el escenario no se parece a la vida que representa más que una rueda a
una pierna.
André Breton
Precedentes
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Chirico
crea un mundo enigmático que es reflejo de la desolación provocada por la
guerra, que se percibe inquietante y desolador. En Héctor y Andrómeda,
introduce maniquíes, únicos seres capaces de habitar sus plazas desiertas y
calles que se sumergen en el infinito. La pintura de Chirico es el principal
antecedente del surrealismo.
Primeros
Pasos
En
1924 Breton escribe el primer Manifiesto Surrealista
Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra
surrealismo, en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede
dudar de que esta palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos
sirviéramos de ella. Voy a definirla de una vez para siempre:
Surrealismo: "sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por
cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro
modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento,
sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética
o moral."
Filosofía: "El surrealismo se basa en la creencia de una realidad
superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del
mismo, y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir
definitivamente todos los restantes mecanismos psíquicos, y a sustituirlos por
la resolución de los principales problemas de la vida.
Han hecho profesión de fe de Surrealismo Absoluto, los siguientes
señores: Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos,
Eluard, Gerard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon,
Soupault, Vitrac."
En
El surrealismo y la pintura, de 1928, Breton expone la psicología surrealista:
el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la
realidad sino que forma un todo con ella. El arte, en esa esfera, no es
representación sino comunicación vital directa del individuo con el todo. Esa
conexión se expresa de forma privilegiada en las casualidades significativas
(azar objetivo), en las que el deseo del individuo y el devenir ajeno a él
convergen imprevisiblemente, y en el sueño, donde los elementos más dispares se
revelan unidos por relaciones secretas. El surrealismo propone trasladar esas
imágenes al mundo del arte por medio de una asociación mental libre, sin la
intromisión censora de la conciencia. De ahí que elija como método el
automatismo, recogiendo en buena medida el testigo de las prácticas mediúmnicas
espiritistas, aunque cambiando radicalmente su interpretación: lo que habla a
través del médium no son los espíritus, sino el inconsciente.
Durante
unas sesiones febriles de automatismo, Breton y Soupault escriben Los Campos
Magnéticos, primera muestra de las posibilidades de la escritura automática,
que publican en 1921. Más adelante Breton publica Pez soluble. Dice así el
final del séptimo cuento:
"Heme aquí,
en los corredores del palacio en que todos están dormidos. ¿Acaso el verde de
la tristeza y de la herrumbre no es la canción de las sirenas?"
El Surrealismo al servicio de la Revolución
Técnicas surrealistas
Otra
de las nuevas actividades creadas por el surrealismo fue la llamada cadáver
exquisito, en la cual varios artistas dibujaban las distintas partes de una
figura o de un texto sin ver lo que el anterior había hecho pasándose el papel
doblado. Las criaturas resultantes pudieron servir de inspiración a Miró.
En
el terreno literario, el surrealismo supuso una gran revolución en el lenguaje
y la aportación de nuevas técnicas de composición. Como no asumía tradición
cultural alguna, ni desde el punto de vista temático ni formal, prescindió de
la métrica y adoptó el tipo de expresión poética denominado como versículo: un
verso de extensión indefinida sin rima que se sostiene únicamente por la
cohesión interna de su ritmo. Igualmente, como no se asumía la temática
consagrada, se fue a buscar en las fuentes de la represión psicológica (sueños,
sexualidad) y social, con lo que la lírica se rehumanizó después de que los
ismos intelectualizados de las Vanguardias la deshumanizaran, a excepción del
Expresionismo. Para ello utilizaron los recursos de la transcripción de sueños
y la escritura automática, y engendraron procedimientos metafóricos nuevos como
la imagen visionaria. El lenguaje se renovó también desde el punto de vista del
léxico dando cabida a campos semánticos nuevos y la retórica se enriqueció con
nuevos procedimientos expresivos.
La pintura surrealista
Los artífices del surrealismo
Observamos
dos vertientes. El surrealismo abstracto, donde artistas como Masson, Miró o
Klee crean universos figurativos personales a partir del automatismo más puro.
Y Ernst, Tanguy, Magritte o Dalí que se interesan más por la vía onírica, un
surrealismo figurativo cuyas obras exhiben un realismo fotográfico, aunque
totalmente alejadas de la pintura tradicional.
Ernst (1891-1979)
Ciudades,
Europa después de la lluvia.
Tanguy (1900-1985)
Magritte (1898-1976)
Ofrece
cierta similitud con Chirico, es uno de los surrealistas más claramente
simbolistas.
Masson (1896-1987)
Analiza
la estructura del objeto para convertirlo en una elucubración intelectual.
Parece que el color, conjugado de modo personal y con una valoración casi
abstracta es lo que más le importa. Su modo es más vital, sin la opresión
angustiosa de la mayoría de los surrealistas. Dibujo automático, Desnudo,
Ánfora.
Chagall (1887-1985)
Joan Miró (1893-1983)
"Me
es difícil hablar de mi pintura, pues ella ha nacido siempre en un estado de
alucinación, provocado por un shock cualquiera, objetivo o subjetivo y del cual
soy enteramente irresponsable".
Sus
cuadros están llenos de poesía. Pinta con colores puros y tintas planas. La
obra clave en su evolución es El carnaval del arlequín (1924).
Crea
un mundo propio que se abre paso a la abstracción. Sus imágenes son simples,
con pocos trazos, a la manera de los niños. Rechaza la perspectiva, el
modelado, el claroscuro y el acabado minucioso. Traza signos abstractos,
simples, que no tratan de expresar una idea, sino que desean bastarse a sí
mismos y son extraídos de lo irracional.
Personajes
de noche, El bello pájaro descifra lo desconocido a una pareja de enamorados,
Naturaleza muerta con zapato viejo, Mujeres y pájaros en claro de luna.
Los
años de la guerra civil española y mundial lo alejaron de la aventura
surrealista. Una de las últimas obras fue el revestimiento cerámico del
edificio de la UNESCO en París, Noche y día.
Salvador Dalí (1904-1989)
Dalí
es más escandaloso y extravagante de todo el grupo. Sus cuadros presentan
figuras imposibles fruto de su imaginación.
También
son característicos sus relojes blandos, sus altas y destacadas figuras sobre
un lejano horizonte y las vistas de Cadaqués.
Más
adelante su estilo se hará más barroco en Leda atómica y en El Cristo de San
Juan de la Cruz, donde el sentido de la composición y del espacio es más clásico,
pero siempre inquietante.
Su
pintura resulta excepcional en sus calidades plásticas por la corrección en el
dibujo y por la presencia de la luz, transparente y limpia.
El
surrealismo en en Espgaña y Latinoamerica
*El surrealismo
en la pintura española y latinoamericana
*El surrealismo
en la literatura hispánica
Varios
poetas de la generación del 27 se interesaron por las posibilidades expresivas
del surrealismo. Su huella es evidente en libros como en la sección tercera de
Sobre los ángeles y en Sermones y moradas de Rafael Alberti; en Poeta en Nueva
York de Federico García Lorca y Un río, un amor y Los placeres prohibidos de
Luis Cernuda. Vicente Aleixandre se definió a sí mismo como "un poeta
superrealista", aunque matizando que su poesía no era en modo alguno
producto directo de la escritura automática. Miguel Hernández sufrió una efímera
etapa surrealista y durante la posguerra la imprenta surrealista se percibe en
los poetas del Postismo y en Juan Eduardo Cirlot, y en la actualidad existe un
cierto postsurrealismo en la obra de algunos poetas como Blanca Andreu.
En
Hispanoamérica el surrealismo contó con la adhesión entusiasta de poetas como
el chileno Braulio Arenas y los peruanos César Moro, Xavier Abril, y Emilio
Adolfo Westphalen, además de influir decisivamente en la obra de figuras
mayores como Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y César Vallejo. En Argentina, pese al
desdén de Jorge Luis Borges, el surrealismo sedujo aún al joven Julio Cortázar
y produjo un fruto tardío en la obra de Alejandra Pizarnik. Se ha señalado
también su influencia en otros autores de producción más reciente, como el
músico Alejandro de Michele. El poeta y pensador mexicano Octavio Paz ocupa un
lugar particular en la historia del movimiento: amigo personal de Breton,
dedicó al surrealismo varios ensayos esclarecedores.
El
surrealismo en la historia
*En la literatura
La
producción surrealista se caracterizó por una vocación libertaria sin límites y
la exaltación de los procesos oníricos, del humor corrosivo y de la pasión
erótica, concebidos como armas de lucha contra la tradición cultural burguesa.
Las ideas del grupo se expresaron a través de técnicas literarias, como la
«escritura automática», las provocaciones pictóricas y las ruidosas tomas de
posición públicas. El acercamiento operado a fines de los años veinte con los
comunistas produjo las primeras querellas y cismas en el movimiento.
En
1930 Breton publicó su Segundo manifiesto del surrealismo, en el que
excomulgaba a Joseph Delteil, Antonin Artaud, Philippe Soupault, Robert Desnos,
Georges Limbour, André Masson, Roger Vitrac, Georges Ribemont-Dessaignes y
Francis Picabia. El mismo año apareció el nuevo órgano del movimiento, la
revista Le Surréalisme au Service de la Révolution, que suplantó al anterior,
La Révolution Surréaliste, y paralelamente, Aragon (tras su viaje a la URSS),
Éluard, Péret y Breton ingresaron en el Partido Comunista. A fines de 1933,
Breton, Éluard y Crevel fueron expulsados del partido. En los años treinta se
sumaron al movimiento Salvador Dalí, Luis Buñuel, Yves Tanguy, René Char y
Georges Sadoul.
El
Surrealismo se extenderá desde 1924 hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial., pero a partir de 1946, cuando Breton regresó a París, el surrealismo
era ya parte de la historia.
*En las artes
plásticas
Al
principio el surrealismo era un movimiento fundamentalmente literario, y hasta
un poco más tarde no produciría grandes resultados en las artes plásticas.
Surge un concepto fundamental, el automatismo, basado en una suerte de dictado
mágico, procedente del inconsciente, gracias al cual surgían poemas, ensayos,
etc., y que más tarde sería recogido por pintores y escultores.
Entre
los artistas plásticos se manifiesta una dualidad en la interpretación del
surrealismo: los surrealistas abstractos, que se decantan por la aplicación del
automatismo puro, como André Masson o Joan Miró, e inventan universos
figurativos propios; y los surrealistas figurativos, interesados por la vía
onírica, entre ellos René Magritte, Paul Delvaux, o Salvador Dalí, que se
sirven de un realismo minucioso y de medios técnicos tradicionales, pero que se
apartan de la pintura tradicional por la inusitada asociación de objetos y las
monstruosas deformaciones, así como por la atmósfera onírica y delirante que se
desprende de sus obras. Max Ernst es uno de los pocos surrealistas que se mueve
entre las dos vías. La obra de Ernst ha influido particularmente en un epígono
tardío del surrealismo en Alemania que es Stefan von Reiswitz.
*En los medios
audiovisuales
En
la vertiente cinematográfica, el surrealismo dio lugar a varios intentos
enmarcados en el cine de las vanguardias históricas, como La coquille et le
clergyman (1926) 'La caracola y el clérigo', de Germaine Dulac o L'étoile de
mer (1928) 'La estrella de mar', de Man Ray y Robert Desnos, un cortometraje
dadaísta.
Cineastas contemporáneos, como David Lynch,
Jean-Pierre Jeunet, Julio Médem, o Carlos Atanes, entre otros, muestran la
influencia del surrealismo